viernes, 3 de abril de 2009

Margen de error

A juzgar por los visto, oído y leído durante la semana, sobre todo al principio, cuando todo se decía y escribía en caliente; parece que este Xerez se ha ido a pique sin remisión, que hemos fracasado por enésima vez, que de nuevo hemos ido de menos a más hasta estrellarnos en el fondo de la más absoluta de las mediocridades.
Somos muy dados por estas latitudes a pasar con la misma facilidad del cero al infinito que del infinito al cero. Si hace quince días, después de ganar en Las Palmas, el discurso era el de las seis victorias que nos separan del ascenso, una semana después estamos otra vez con el pesimismo de otras veces.
Durante los dos primeros tercios de la Liga, el Xerez ha sido la hormiguita que ha sabido reunir los suficientes víveres para aguantar el invierno. Con vistas al último y decisivo tercio del campeonato, la clave del éxito está en cómo administrarlos.
El deseado colchón de hasta ocho puntos que los azulinos lograron reunir estaban para eso, para el bache de resultados que tarde o temprano tenía que llegar.
Bien es cierto que tirar por la borda toda esta renta sería jugar con fuego, pero flaco favor hacemos al equipo si tiramos la toalla con un mundo de doce partidos por delante.
Nadie dijo que iba a ser fácil, ni que íbamos a estar en Primera el Domingo de Ramos o el domingo del alumbrado de la Feria.
Aquí hay que luchar hasta el final, hasta la última gota de sudor, hasta el último aliento. Este campeonato, la oportunidad de hacer historia no va a ser apta para cardíacos, y muy posiblemente tengamos que esperar a la última cita en Balaídos para cantar victoria. Si este equipo ha sido capaz de sumar 15 triunfos en 30 partidos, también está capacitado para ganar 6 de 12, aunque sea jugando mal y marcando los goles con el culo. Quien no esté dispuesto a resistirlo, que se baje del carro ahora que está a tiempo.

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