sábado, 29 de enero de 2011

El Xerez suma un solo punto más como local que como visitante


Dieciocho puntos como local, y diecisiete como visitante. Lo de la diferencia de rendimiento entre el Xerez de casa y el que juega lejos de Chapín es, como mínimo, para invitar a la reflexión a buena parte de la siempre exigente afición xerecista.
No es normal que, con tan sólo ocho días de diferencia, el mismo equipo pase de bloquearse ante un rival directo con nueve y le deje escapar vivo de su feudo a arrollar a domicilio a otro rival directo al que apenas le dio opción a pesar de jugar la recta final del partido con un jugador más.
La diferencia radica en que el Xerez de Javi López no acaba de encontrarse a gusto como local. El grad de exigencia y de crispación alcanza tal nivel que el grupo sólo desarrolla el enorme potencial futbolístico que atesora a muchos kilómetros de distancia de la que en teoría debe ser su casa.
Durante la semana no he parado de darle vueltas a los gritos de "dimisión, dimisión" contra el entrenador cuyo equipo marcha cuarto clasificado.
La conclusión a la que llego es que cierto sector de la hinchada no se acostumbra a vivir sin los dos iconos a los que convirtió en sus referentes ante tanto vacío institucional.
Recién estrenada la segunda vuelta, y además de la mejor de las maneras para el Xerez, lo más responsable es apelar al apoyo incondicional de todos para alcanzar el objetivo común del ascenso. Chapín debe recuperar el mismo espíritu de la temporada del ascenso y la de la segunda vuelta en Primera división. Todo lo que no sea eso sera restar, y la cosa no está para ir regalando nada.

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