sábado, 10 de julio de 2010

El Naranjito Mecánico


Es curioso las vueltas que da el fútbol. Mañana domingo se medirán en Sudáfrica España y Holanda en una final de la Copa del Mundo inédita. Si recurrimos a los tópicos, la furia española frente a la naranja mecánica.
Así al menos fue durante muchos años en los que los holandeses deslumbraban al mundo futbolístico con su espectacular juego moderno y ofensivo, mientras los españoles, a falta de grandes logros, se ganaban el respeto a base de dejarse la piel en el campo.
Será que con el cambio de siglo se ha producido también un cambio de roles. Holanda ya no representa el fútbol total, ni España se limita a poner toda la carne en el asador para que después le acaben partiendo la cara, casi siempre en cuartos de final de cualquier torneo.
Más bien sucede todo lo contrario. Si alguien puede presumir de ser la legítima heredera de la naranja mecánica, esa es la actual selección española. Y además se lo debemos a un holandés. Johan Cruyff imprimió un sello personalísimo al Fútbol Club Barcelona que Pep Guardiola, otrora discípulo suyo, ha sabido mantener y potenciar, y entre Luis Aragonés primero y Vicente Del Bosque después adaptar al combinado nacional.
Entre tanto, la 'orange', cansada de jugar como nunca para acabar claudicando a los pies de podio, ha ido adoptando un estilo mucho más práctico que, individualidades aparte, le ha llevado a renegar de su pasado glorioso en otra época.
En resumidas cuentas, que si cambiamos la indumentaria a los protagonistas de la final de mañana en Sudáfrica, tendríamos servido un Holanda-España de hace veinte o treinta años. ¿Por quién hubiese apostado entonces? En la respuesta está el nuevo campeón del mundo.

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