sábado, 17 de abril de 2010

PACHECO, EL "BUENO"


Al bueno de Paco Pacheco no le hubiera gustado el artículo póstumo que voy a dedicarle. Mientras vivió, nunca reclamó protagonismo alguno, ni reaccionó con despecho cuando muchos -por ejemplo, su tocayo de apellido- se colgaron las medallas por el éxito de un Circuito en el que sólo él creyó desde un principio.
Y es que, cuando "Las Castellanas" era sólo un coto de caza y nadie imaginaba que albergaría algún día el trazado por el que Jerez sería reconocida como la "catedral" del motociclismo, a Paco le dolían ya los nudillos de llamar a la puerta de Alcaldía para tratar de convencer sin éxito a los alcaldes de turno.
El pasado miércoles se nos fue con 93 años exprimidos al máximo. Casi un siglo de vida en el que ni una sola bocacalle, ni una mala curva del Circuito lleva el nombre del principal responsable de que las nuevas generaciones, que ya por desgracia ni beben ni conocen nuestros vinos, nos conozcan por todo el mundo.
En sus últimos años vio pasar la vida encerrado en "el cuerpo de un viejo", que le limitaba a la hora de dar rienda a su ímpetu. Le visité alguna vez en el hostal Ávila, uno de los últimos negocios que mantenía y que había delegado en sus hijos. El resto, todos prósperos y exitosos, se los comió la afición a la que se entregó en cuerpo y alma.
En su retiro de la calle Ávila hablamos sin prisas de cuando se partió varias costillas en una carrera en Cádiz, de su estrecha amistad con Bahamontes, de los inicios de Ángel Nieto en El Portal... Pero nunca pidió para él el reconocimiento que mereció en vida y que yo desde estas líneas exigo. Lo siento Paco, pero es de justicia. Ya nos veremos.

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