Estoy seguro de que a los ya peinamos canas nos recorre un escalofrío por el cuerpo cuando escuchamos o leemos aquello de "partido decisivo ante el Rayo Vallecano". Los aficionados de treinta años para arriba recordarán perfectamente otro Xerez-Rayo en la cumbre, pero hace ya la friolera de veinte temporadas exactas. Fue en un recién estrenado Chapín que aún olía a nuevo y en el que no nos acostumbrábamos a la enorme distancia entre la grada y la hierba.. Entonces, como ahora pero menos sobrado, el Xerez se codeaba con lo más granado de la división de plata y su juego provocaba la admiración de todos. De la mano de los Reces, Dieguito, Sanabria, Mesa, Poyatos y compañía, goleamos al Santander o al Tenerife, sorprendimos a domicilio al Mallorca y apuntábamos más alto que nunca con el horizonte de Primera como ese sueño que hasta hoy se nos resiste. En esas nos visitaba en casa el Rayo Vallecano de los Férez, Cota, Capón, Hugo Maradona, Botella o Cunningham. Aunque quedaban por delante catorce jornadas, la buena línea que llevaba el equipo entrenado por Irulegui -algún día habrá que rendirle homenaje el artífice del salto de calidad del Xerez- no permitía un tropiezo ante un rival directo.Pero un solitario gol del hermano pequeño del "Pelusa" espoleó a un Rayo que metió la directa hacia el ascenso a Primera y supuso el principio del fin para un Xerez que acabó la temporada nadando en las tibias aguas de la mediocridad. Dicen los entendidos -entre los cuales, lógicamente, no me encuentro- que el del sábado es un partido clave para las aspiraciones de ascenso del Xerez. Que de ganar, hacerlo por sexta jornada consecutiva, sumar ya números de permanencia matemática y dejar tocado a un rival directo sí que sería un verdadero golpe a la clasificación.Veinte años después, vengar ese gol de Hugo Maradona es una obligación y sería de justicia para aquellos que se quedaron con dos palmos de narices en una, como la de hoy, fría tarde de invierno en el viejo Chapín.
(Foto: Boro y Sánchez-Candil, en un lance del Xerez-Rayo de la 88-89)
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