sábado, 21 de agosto de 2010

La caja de pescado


Pues a mí el enfado morrocotudo de Mario Bermejo con el Xerez me parece de lo más comprensible. Seamos claros. El profesional del siglo XXI, sea del campo que sea, en nada se parece al del siglo pasado. Ahora ya nadie echa raíces en una misma empresa. El libre mercado y la competencia se han instalado en el sistema de tal forma que es poco probable que podamos llegar siquiera al cuarto de siglo en la nómina de una misma compañía.
En el fútbol ocurre lo mismo. Lo del jugador de club ya pasó, y los futbolistas, como también los periodistas, los economistas, los administrativos, los albañiles o las secretarias, son (somos) auténticos mercenarios a la búsqueda del mejor sueldo y las mejores condiciones.
No puedo evitar la risa floja cuando veo a delanteros besar el escudo de la camiseta que defiende para celebrar un gol, pero tampoco olvido el abatimiento y la mirada perdida del "nueve" del Xerez en el vuelo de regreso hasta La Parra tras dejarnos la permanencia en Pamplona.
Cierto es que el Mario Bermejo por el que ahora suspiran equipos de Primera, llegó al Xerez hace tres años cuando no lo quería nadie después de bajar a Segunda B con el Ejido. Pero el cántabro ha dado muestras de su gran profesionalidad, y a fuerza de entrega, de honradez y de goles se ha convertido en uno de los fichajes más rentables de la historia de este club.
Mal que le pese a los aficionados, y a mí mismo, Mario se ha ganado seguir en Primera en la recta final de su carrera. El "minotauro" del Xerez lo ha dado todo por estos colores, más allá incluso de lo que exigía su contrato. Pero el club, a la hora de la verdad, no le ha correspondido de la misma manera.
Comprendiendo que al Xerez no ha llegado ninguna oferta ventajosa por el jugador, en el peor de los casos, Bermejo se había hecho merecedor a una renovación acorde a su entrega y rendimiento en estos años.
El futbolista dice haber encontrado en Viqueira la comprensión que no le han brindado los administradores concursales. Como dice mi compañero José Miguel Muñoz, estos tres lo más redondo que han visto ha sido una caja de pescado. Y no hace falta que lo reconozcan. En el Betis han tenido el acierto de nombrar administrador a Rafael Gordillo. Quizás en el Xerez falte alguien a quien la sensibilidad no se le vaya por la calculadora.

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