domingo, 25 de mayo de 2008

Doctorado en Ipurúa

(Publicado en La Voz de Jerez)

Mañana disputamos una nueva final y otra vez fuera de casa, donde todavía no hemos ganado en la segunda vuelta, pese al apoyo en Sevilla, Motril ó Córdoba de cientos de incondicionales.Ahora, tras salir de la UCI, toca Ipurúa. Ahí es nada. El campo más feo, antipático e incómodo del fútbol profesional. El estadio donde el mismísimo Madrid, de no ser por Casillas, se hubiera llevado un saco de goles hace tres años.Esta vez no toca ni marea azul, ni desplazamiento masivo, ni caravana de autocares. Qué más hubiéramos querido, pero hacerse más de 1.000 kilómetros hasta donde Patxi perdió la txapela sólo está al alcance de los "tortas" que -como mi amigo Carlos Corchado, con sus cuarenta recién cumplidos- se van a dar la paliza padre para tratar de seguir haciendo historia en Éibar. Una historia que comenzó hace dos años y medio aquel Xerez del denostado Lucas Alcaraz. Gracias al solitario gol de Iván Rosado, rompimos el maleficio. Ganar en Éibar ya es posible para el Xerez, y no seré yo quien sugiera cómo hacerlo. Sólo insistiré en la necesidad traernos los tres puntos. Ahora que ha salido el sol, no vencer en Ipurúa atraería de nuevo los negros nubarrones, con el peligro que ello supondría ante la vergonzante carrera de maletines que vuelven a circular por estas fechas. Nosotros, a lo nuestro. El resto, que se maten entre ellos.En Ipurúa (que hasta el nombre lo tiene feo) tampoco será titular don Antonio (ustedes ya me entienden). A estas alturas de la película, poco importa que el sevillano no haya hecho vestuario en toda la temporada, ó que sólo comience a justificar su fichaje cuando la temporada acaba y no tiene equipo para el año próximo. Al genio del Polígono San Pablo no le hecho en el Xerez más que los cuatro partidos que le quedan. Eso sí, mientra sea uno de los nuestros, aprovechémeslo y disfrutémoslo, que ya lo sufriremos cuando lo tengamos enfrente.

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