viernes, 5 de septiembre de 2008

Es de bien nacido


Dice el refrán que es de bien nacido ser agradecido. A Daniel Zúñiga Heras, un modesto jugador que militaba en el Arcos C.F., le llegó hace un año la oportunidad con la que todos los futbolistas humildes sueñan, pero que a pocos se les presenta. El entonces todopoderoso responsable deportivo del Xerez, Miguel Ángel Rondán, accedió a tenerle a prueba en pretemporada con el primer equipo de Segunda división.Después de años jugándose las espinillas en los campos de albero de las categorías regionales, a Dani Zúñiga se le abría una oportunidad que no debía desaprovechar.En esa época, como ahora, la situación no estaba nada boyante en un club con un plantel muy corto, pero a la postre, esto influyó para que el jugador superase el corte y se quedara.Sin embargo, después de cuatro meses, su rendimiento no convenció a ninguno de los técnicos que pasaron por el banquillo y fue cedido al Portuense. Su enfado entonces fue mayúsculo, tanto como la andanada contra su mentor y principal valedor, con el que coincidió en el "Antonio Barbadillo" y al que no dudó en poner a caldo.Eso de jugar en un Segunda B no lo digería bien un jugador algo "crecidito". Pero tampoco su rendimiento en el Cuvillo fue para tirar cohetes.Este verano volvió al Xerez, con el que tenía contrato. Esta vez los técnicos le dejaron clarito desde el principio que se buscara equipo. No es que hubiera muchas ofertas, aunque alguna, como la del Linares, llegó. Desconozco si fue por las urgencias del conjunto jiennense o porque su foto y su nombre aparecían en el extra de "Don Balón", algo con lo que ni soñaba no hace mucho. Pero dijo que no y se cerró el plazo de inscripción.Ahora, un año después, el tiempo le ha devuelto a su sitio, aunque en un escalón menos, debido al descenso del Arcos a Primera Andaluza. De nuevo portazo y esta vez el susodicho se pregunta porqué lo trajo Miguel Ángel. Eso mismo debe estar preguntándose el director deportivo mientras se lamenta de una de sus primeras torpezas."Capi", que no vuelva a repetirse. Y a Zúñiga, al que no tengo el gusto de conocer personalmente pero al que deseo lo mejor en lo profesional, que dé gracias a Dios por llegar donde ha llegado. Eso sí, un poco más de humildad para la próxima.

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