(Publicado en La Voz de Jerez el 30 de agosto)
De nada sirven ya las dudas. De nada valen las críticas. De nada las predicciones de los agoreros. Ni siquiera, las de los demasiado optimistas. Atrás queda una pretemporada en la que nuevamente se ha jugado con los sentimientos de una afición, mercadeando con el club de sus amores.Quede por delante, por tanto, que el cabreo generalizado es más que comprensible. Faltaría más. La realidad es la que es y lo que hay es lo que hay, que, con lo que había en la faltriquera, no está del todo mal. Tiesos como una mojama, los miembros de la dirección deportiva han conseguido completar un plantel que, a falta de terminar de perfilarlo con las sobras de los demás, se me antoja bastante apañado. Corto, pero bueno.Que hasta quince jugadores del pasado ejercicio continúen esta temporada a las órdenes del mismo cuerpo técnico es jugar en ventaja con respecto a los superproyectos de los todopedorosos de siempre -Hércules, Tenerife, Córdoba, Celta, Elche...- que, después del enésimo fiasco del año anterior, han hecho limpieza y han tirado de chequera para fichar lo mejor de lo mejor, supuestamente.El Xerez va de pobre y eso, que no le beneficia en absoluto cuando se abre el mercado de fichajes, le viene divinamente con la competición en marcha. Lo que no acabo de entender es lo de la afición, esa que llevó en volandas al equipo hasta la permanencia en las inovidables tardes de Chapín ante el Cádiz, Tenerife, Castellón, Ejido y Elche.En este capítulo, también lo que hay es lo que hay. Poco más de 5.000 xerecistas de verdad que han decidido subirse al carro antes de que se ponga en marcha.A pocos minutos de aquí, otro equipo de la tierra se ha aferrado hasta el final a un imposible para intentar jugar esta temporada en la división de plata. De buena gana darían todo lo que tienen por ello.En Jerez se desprecia ahora lo que con tanto sudor se consiguió. Pero ya las críticas, las fobias y las dudas están de más. Llegó la hora de la verdad y el equipo, sencillamente, no podrá sacar esto solo.
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