No ha pasado ni una semana desde que asumió el mando en el Xerez y ya vemos algunas contradicciones en la forma de obrar de Federico Souza, que confío no sea más que la típica pájara del recién aterrizado.
Primero anunció que contrataría a un director deportivo y que Lussenhoff sería sólo un "amigo" y "asesor personal" en materia deportiva. Sin embargo, se desdijo días después para anunciar que el "Colorao" sería el sustituto de Rondán, aunque no está muy claro si como director deportivo, asesor, secretario técnico, coordinador...
Además, Souza negó en su presentación que el Xerez vaya a servir únicamente de escaparate europeo para futbolistas argentinos, y vino a decir que en todo caso el escaparate sería para los jugadores de esta zona.
Sin embargo, el propio Lussenhoff, sin pretenderlo, puso a su amigo a los pies de los caballos cuando, desde Argentino, se congratuló de que su llegada al Xerez tenía "la chance de llevar algunos juveniles para que se fogueen".
Quiero pensar que la aparente descoordinación vendrá dada por la distancia o por el típico desconcierto de quien se estrena en una faceta hasta ahora desconocida y en un terreno aún por abonar.
Pese a todo, me tranquiliza la madurez de una afición dispuesta por un lado a dar un margen de confianza, pero que a la vez permanece alerta ante cada paso que dan los nuevos propietarios.
Los acontecimiento del pasado más reciente han escarmentado a un aficionado que no está por la labor que se la den más con queso. Por eso, me encanta Jerez.
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