El Xerez logró ayer ante un rival directo, el vicecolista Zaragoza, frenar la racha de seis derrotas consecutivas que le habían llevado a descolgarse de la lucha por la permanencia.
Sin hacer un partido brillante, y pese a las decisiones del colegiado, que le escamoteó un claro penalti por manos de Paredes y expulsó a Víctor Sánchez en el minuto 52 en una acción de amarilla como mucho, el Xerez tuvo el fruto a un buen trabajo defensivo y al menos arrancó un punto que encolerizó a una afición maña muy molesta por haber dejado escapar dos puntos ante el colista.
En el debut de Antonio Poyatos en el banquillo, como partido de transición hasta la llegada del "Pipo" Gorosito, el Xerez comenzó bien. Sabedor de la presión que iba a soportar el rival, los jerezanos salieron jugándole de tú a tú y tuvieorn un par de buenas llegadas que no se materializaron en gol.
Pero el empujo de los azulinos duro sólo un cuarto de hora. A partir de ahí, comenzó un monólogo zaragocista que no se tradujo en gol porque los atacantes maños tuvieron desviado el punto de mira.
La ocasión más clara de la primera mitad llegó en una falta directa botada por Eliseu que se estrelló en el palo.
Conforme pasaban los minutos, el dominio local iba a más, aunque el Xerez tuvo algunos amagos de reacción, como en una jugada por banda de Carlos Calvo que acabó con unas claras manos de Paredes que el colegiado Mateu Lahoz no vio o no quiso ver.
El Zaragoza llegaba, pero sus acciones carecían de la profundidad suficiente. Así, los intentos de los atacantes maños llegaban con lanzamientos a media distancia que acababan en las manos de un segurísimo Renan.
Poco antes del descanso, Ponzio lo intentó desde la frontal, pero su disparo se marchó rozando la base del poste.
En la segunda mitad no varió el escenario, aunque el Zaragoza lo tuvo mucho mas fácil cuando se quedó en superioridad numérica por expulsión de Víctor Sánchez. El mediocentro xerecista levantó la pierna más de la cuenta ante un rival, pero el colegiado lo envió para la ducha con una roja directa que ni siquiera los jugadores locales se explicaban.
El "regalo" arbitral acabó definitivamente con las aspiraciones del Xerez de lograr buena tajada en La Romareda. Con casi todo el segundo período por delante, el equipo de Poyatos trató de defender el punto que iba sumando, aunque le iba a costar sangre, sudor y lágrimas.
El Zaragoza puso en liza todo su potencial ofensivo y la defensa azulina tuvo que trabajar de lo lindo tuvo que trabajar a destajo para achicar el peligro que se cernía sobre su marco.
Cuando parecía que lo peor había pasado, casi al límite del tiempo, Eliseu enganchó un balón suelto en la frontal del área pequeña que se marchó arriba.
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