Joaquín Morales está ganando tiempo por si el Xerez sigue arriba en primavera y tiene la suerte de ascenderlo por primera vez en su historia a la Primera división. Si consigue este hito, sería la mejor forma de rentabilizar un negocio que, hoy por hoy, parece abocado a la ruina total.Creo que fue en agosto cuando el mandatario proclamó, por segunda vez en menos de dos meses, que el equipo estaba vendido. Después ya saben lo que ha pasado. Que si su mano es la ley y no hay que firmar nada, que sin firma Nuchera no daba un paso, que si después firma pero ahora faltan documentos... Y al final, lo de siempre, otro intento más fallido a la hora de comprar una sociedad que no tiene precio. Ya me entienden. Con tanto marear la perdiz, desde el verano para acá ha ganado tres meses. Ahora pide cien días más, o lo que es lo mismo, otros tres meses tras los que nos plantaremos en marzo. Me siguen ¿no?.No es que ponga la mano en el fuego por Nuchera o Víctor López -que, como antes otros, se han llevado su buena ración de portadas y horas de radio y televisión a cambio de nada-, pero para mí que Morales nunca ha tenido voluntad de vender, y no porque no haya querido, más bien porque no ha podido. Ahora, el anuncio de la próxima composición de un consejo de administración plagado de empresarios jerezanos con liquidez -desconozco sin con tantos dígitos de credibilidad y solvencia bancaria como Nuchera- no es nada nuevo. Particularmente, entiendo que es más un deseo que la realidad. Morales lleva demandando ayuda empresarial desde que llegó hace cuatro años y medio, como antes lo hicieron con la misma suerte los Silgado y Oliver de turno. ¿Por qué vamos a creer que ahora -precisamente ahora con la que está cayendo- van a entrar a colaborar cuando no lo han hecho en todo este tiempo?
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