Hasta este pasado domingo, para ver fútbol del bueno en Jerez tenía que irme a la videoteca, desempolvar cintas de video de hace veinte años y deleitarme con la magia de Dieguito, las genialidades de Cakic y la exquisita calidad de Mesa o Sanabria.
Pero el domingo la historia se repitió. Sí, a base de perseverar y de mantener dignamente la categoría un año tras otro, el Xerez ha logrado, casi sin proponérselo, llegar al nivel del mejor equipo azulino que uno recuerda. De la mano de Irulegui, la afición no sólo se entusiasmó con un fútbol de alta escuela, sino que comenzó a acariciar por primera vez el sueño del ascenso a la elite.
Han tenido que pasar veinte años, veinte, para reencontrarnos con un equipo del mismo nivel. Y eso que para no pocos, el 80% del "once" que puso en liza Esteban Vigo ante el Murcia -un partido que permanecerá imborrable en la historia del xerecismo- no servían el año pasado ni para estar escondidos. Las críticas encarnizadas y las amenazas hacia un Miguel Angel Rondán al que llamaban de todo menos bonito no podrán ser olvidades fácilmente por quien las sufrió en primera persona.
Claro que en todo este grupo se nota la batuta de un hombre al que se le resiste triunfar lejos de Jerez, pero a que fuerza de insistir aquí acabarán levantándole un monumento. Esteban Vigo ha obrado lo que parecía imposible. El de Vélez-Málaga ha conseguido en pocos meses sacar al equipo del fondo del pozo y ponerlo en órbita hasta casi poder tocar las estrellas.
Pese a que Morales y Nuchera se resisten a pasar a un segundo plano y ceder el protagonismo a quienes lo merecen, llevo casi una semana soñando con un azul intenso. Que nada ni nadie me despierte.
Pero el domingo la historia se repitió. Sí, a base de perseverar y de mantener dignamente la categoría un año tras otro, el Xerez ha logrado, casi sin proponérselo, llegar al nivel del mejor equipo azulino que uno recuerda. De la mano de Irulegui, la afición no sólo se entusiasmó con un fútbol de alta escuela, sino que comenzó a acariciar por primera vez el sueño del ascenso a la elite.
Han tenido que pasar veinte años, veinte, para reencontrarnos con un equipo del mismo nivel. Y eso que para no pocos, el 80% del "once" que puso en liza Esteban Vigo ante el Murcia -un partido que permanecerá imborrable en la historia del xerecismo- no servían el año pasado ni para estar escondidos. Las críticas encarnizadas y las amenazas hacia un Miguel Angel Rondán al que llamaban de todo menos bonito no podrán ser olvidades fácilmente por quien las sufrió en primera persona.
Claro que en todo este grupo se nota la batuta de un hombre al que se le resiste triunfar lejos de Jerez, pero a que fuerza de insistir aquí acabarán levantándole un monumento. Esteban Vigo ha obrado lo que parecía imposible. El de Vélez-Málaga ha conseguido en pocos meses sacar al equipo del fondo del pozo y ponerlo en órbita hasta casi poder tocar las estrellas.
Pese a que Morales y Nuchera se resisten a pasar a un segundo plano y ceder el protagonismo a quienes lo merecen, llevo casi una semana soñando con un azul intenso. Que nada ni nadie me despierte.
(Foto: La Voz de Jerez)
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