Estrada Fernández, el domingo, entre Nunes y Mendoza. Foto: diariodejerez.com
No ha podido ser más explícito el mago de Santiago de Compostela a la hora de valorar el resultado de las encuestas que dan al Xerez como claro favorito para el descenso cuando el balón apenas ha comenzado a rodar.Viqueira no se anduvo con rodeos y dijo que se lo pasaba por ahí mismo, sin darle más importancia. Desconozco quiénes son los autores del sondeo y la credibilidad del muestreo, pero me da a mí que ni unos ni otros esperaron a ver en acción en el Ono Estadi al novato de la categoría y se dejaron llevar por las muchas y variopintas serpientes de verano que han marcado la actualidad del Xerez. Si de algo puede servir este tipo de encuestas es para espolear a un plantel de jugadores que en su gran mayoría saben ya lo que es nadar contracorriente y callar bocas. Lo hicieron hace tres años, cuando en Navidades nadie daba un duro por su salvación. Repitieron hace justo un año, cuando se encaramaron rápidamente a las posiciones de cabeza después de un veranito similar al que estamos dejando atrás. Y ahora tiene la pinta de poder ocurrir algo por estilo, si bien la empresa es complicada.
Imagino que el muestreo contará con un margen de error en función de los arbitrajes, pero ahí hemos empezado a perder claramente. Lo de Estrada Fernández en Palma de Mallorca invita a los malpensados a dar vía libre a su imaginación. Por muy debutante que fuera, no tiene perdón de Dios el concierto desafinado de pito y los errores de bulto en un partido de Primera división. No vamos a descubrir que si, por intereses ocultos que se nos escapan, el colectivo arbitral se empeña, no hay equipo modesto que se salve de la quema.
Si el tal Estrada continúa pitando como si tal cosa, los malpensados harán bien en seguir con sus sospechas.
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