domingo, 6 de marzo de 2011

Vacas flacas


A veces tengo la sensación de que hay una parte de la historia del Xerez que se me escapa. Una etapa en la que, al igual que el Villarreal ahora, o hace unos años el Alavés, nos codeamos con lo mejor del fútbol español y europeo, pero que los aficionados mayores y los historiadores del balompié local no nos han contado.

Después de muchos años sumidos en la mediocridad de la categoría de bronce, con alguna presencia efímera en la división de plata, hace ahora una década logramos el último ascenso a Segunda. Desde entonces, y salvo en momentos puntuales, el equipo nos ha malacostumbrado con unas magníficas campañas en las que ha estado muy por encima de sus mediocres y malintencionados dirigentes. Aún así, en estos diez años en los que acumulamos ya 23 temporadas en la segunda categoría de nuestro fútbol, la presencia en otras como la Segunda B, la Tercera y la Regional Preferente, es casi el doble.

Los más viejos del lugar nunca habían soñado siquiera con un equipo consolidado entre los 40 mejores de España, máxime con la merienda de negros en la que se ha convertido la cúpula de la entidad durante este período y la falta de una estructura acorde a un club profesional.

Recordar esta realidad histórica no es un signo de debilidad ni de mediocridad. Ser conscientes de dónde venimos es la mejor forma de entender dónde estamos y de calibrar hacia dónde podemos ir.

Con las vacas gordas, el Xerez, como la mayor parte de las aficiones de todo el mundo, ha ido ganando una masa social de la que carecía y en la que ya hay incluso una generación a la que ni le suena la famosa ruta de la plata, ni equipos como el Moralo, el Villanovense, el Calvo Sotelo, el Cacereño o el Díter Zafra.

Ahora, con las vacas flacas, la negación de la realidad es el primer síntoma de que no vamos por buen camino. Con uno de los presupuestos más bajos de la categoría y en ley concursal, pedimos la cabeza del entrenador porque su discurso de los cincuenta puntos ha hecho que se nos escapen Celta, Rayo y Betis, casi nada al aparato.

A mi modo de ver, el equipo ha estado hasta ahora muy por encima de sus posibilidades, ocupando puestos de promoción que no han impedido que Javi López haya estado siempre en el ojo del huracán.

Lo malo es que a algunos las vacas flacas nos parecen buenas palurdas para carne. En fin, las cosas de la mediocridad.

No hay comentarios: